La mañana del 28 de abril de 2025, poco después de las 12:30, más de 10 millones de personas en España y Portugal se quedaron sin electricidad. El apagón eléctrico peninsular, uno de los más graves de las últimas décadas, fue consecuencia de una desconexión en cadena que provocó un desequilibrio masivo entre la generación y la demanda de electricidad. Pero, ¿qué pasó después? ¿cómo se hizo la recuperación de la luz tras el apagón?
El sistema eléctrico se apagó en segundos
El problema comenzó con una caída repentina de cerca de 15 gigavatios de demanda, lo que equivale a más del 60% del consumo eléctrico de España. Al desaparecer de golpe esa demanda, las plantas generadoras se desajustaron y empezaron a desconectarse de forma automática para evitar daños mayores. El sistema entró en lo que se conoce como «colapso eléctrico controlado». A partir de ese momento, la red eléctrica dejó de funcionar como un sistema unificado. En lugar de operar de forma conjunta y coordinada en toda la península, cada zona quedó aislada eléctricamente, como si fueran “islas” independientes.
En otras palabras, las distintas partes de la red ya no estaban conectadas entre sí, y por tanto no podían ayudarse mutuamente ni compartir energía, lo que impide su funcionamiento normal. Es una medida automática de protección para evitar daños mayores, pero también complica la recuperación, porque hay que restablecer cada zona poco a poco, desde cero.
Paso a paso: así fue la recuperación de la luz tras el apagón
La recuperación del sistema eléctrico no puede hacerse simplemente encendiendo interruptores, es como si tuvieras que encender un coche sin batería. Para reiniciarla, se necesita una fuente de energía externa. En este caso, el proceso requiere de una reactivación cuidadosamente planificada, para evitar nuevas sobrecargas o inestabilidades.
El primer paso fue usar centrales hidroeléctricas que funcionan utilizando la fuerza del agua almacenada en embalses. Al abrir las compuertas, el agua cae con presión y mueve unas turbinas que generan electricidad casi de forma inmediata, sin necesidad de precalentamiento ni largos procesos de arranque como ocurre en otras plantas como por ejemplo, las nucleares.
Por eso se dice que son muy valiosas en situaciones de apagón: porque permiten inyectar energía rápidamente en la red. Esa electricidad inicial es la que se usa para activar otros elementos del sistema, como subestaciones, sistemas de control y otras centrales más lentas (como las de gas), que luego toman el relevo para ir recuperando el suministro completo.
En segundo lugar, se utilizaron ciclos combinados de gas natural, que ofrecen una generación constante, controlable y continua, algo esencial para volver a poner en marcha una red tan grande como la peninsular.
Para ello, se quema gas natural para calentar aire. Ese aire caliente mueve una turbina de gas que genera electricidad (igual que en un avión, pero transformando energía en luz en vez de en empuje). El aire caliente sobrante pasa por un sistema de calderas que calienta agua, produciendo vapor y este vapor mueve una segunda turbina, llamada turbina de vapor, que también genera electricidad. Por eso se llama “ciclo combinado”: porque combina dos procesos en uno, aprovechando el calor residual para sacar el máximo rendimiento del gas.
Gracias a estas fuentes, Red Eléctrica comenzó a reactivar zonas una a una, priorizando hospitales, infraestructuras críticas, centros de comunicación y nodos clave. Este trabajo se realizó desde el Centro de Control Eléctrico en Madrid, que gestiona todo el sistema nacional.
El papel clave de Francia y Marruecos
En paralelo, entró en juego la cooperación internacional. A través de las interconexiones eléctricas, Francia envió hasta 2.000 megavatios de energía que permitieron estabilizar la zona noreste (Cataluña y País Vasco). Por el sur, Marruecos aportó 900 megavatios a través de la conexión del Estrecho de Gibraltar, lo que ayudó a recuperar el suministro en Andalucía y parte de Castilla-La Mancha.
Estas conexiones internacionales fueron esenciales para dar apoyo externo mientras se reorganizaban los recursos internos. Sin ellas, el restablecimiento habría sido más lento y complicado.Recuperar la luz tras un apagón no es simplemente «volver a enchufar». Es una operación compleja que requiere de planificación, experiencia y colaboración internacional.
El 28 de abril fue una prueba de fuego para el sistema eléctrico español. Y aunque no se pudo evitar el apagón, la recuperación fue ejemplar. Hoy, más que nunca, sabemos que contar con un sistema resiliente, flexible y bien coordinado es vital para garantizar la energía que mueve nuestras vidas.
Clara es tu referencia cuando se trata de entender el mundo de la energía sin complicaciones. Con experiencia en contenido digital y un gran interés por el ahorro y la eficiencia energética, te ayuda a tomar mejores decisiones sobre tarifas, consumo y sostenibilidad. Su objetivo es hacer que temas como la factura de la luz o el precio del gas sean fáciles de comprender.
- Clara Gamarrahttps://tarifaluzelectrica.es/author/clara-gamarra/
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