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Entiende cómo funciona el sistema eléctrico peninsular y qué falló el 28 de abril

Torre de alta tensión
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En el día a día, enchufamos aparatos, cargamos el móvil o encendemos la luz sin pensar en todo lo que hay detrás. Pero tras el gran apagón del pasado 28 de abril de 2025, muchos se hicieron la misma pregunta: ¿cómo funciona realmente el sistema eléctrico peninsular? y, sobre todo, ¿cómo puede fallar de forma tan repentina?

¿Qué falló realmente según los datos conocidos?

Lo que sabemos es que el corte del 28 de abril comenzó con una desconexión no planificada en una línea clave de alta tensión. Ese fallo inicial descompensó la red y, al no poder absorber el desajuste, se produjeron cortes automáticos para proteger la infraestructura.

En paralelo, ese día la generación renovable estaba en niveles récord, lo cual dificultó aún más el control del sistema, ya que la energía solar y eólica no son ajustables al instante como sí lo son otras fuentes.

El resultado fue un corte que afectó durante horas a millones de usuarios en España y Portugal. Aunque por ahora se descarta un fallo humano directo, sí se evidenciaron limitaciones técnicas y una falta de margen de maniobra para gestionar emergencias.

¿Puede volver a pasar algo así?

Sí, aunque no con frecuencia. El sistema eléctrico español es moderno y seguro, pero no infalible. Lo ocurrido ha puesto sobre la mesa la necesidad de invertir en resiliencia energética llevando a cabo:

  • Refuerzo de las interconexiones con Europa.
  • Mejorando la flexibilidad de la red con baterías, inteligencia artificial y gestión de la demanda.
  • Desarrollando más herramientas de predicción y respuesta rápida.

¿Cómo se produce y se distribuye la electricidad en España?

En España, la electricidad se genera a partir de una mezcla de fuentes: renovables como el sol, el viento o el agua, y otras no renovables como el gas natural o, en menor medida, el carbón y la energía nuclear.

Cada fuente tiene un comportamiento distinto. Mientras que el gas se puede modular, el viento o el sol dependen del clima y no se pueden controlar al segundo.

Una vez generada, la electricidad viaja por líneas de alta tensión, que son gestionadas por Red Eléctrica de España (REE). Desde ahí, pasa a redes de media y baja tensión, operadas por empresas distribuidoras que llevan la electricidad hasta nuestras casas, oficinas y negocios.

Todo este proceso ocurre en tiempo real, sin almacenamiento a gran escala. Es decir, lo que se produce debe coincidir exactamente con lo que se consume.

¿Quién se encarga de que todo funcione correctamente?

REE es el corazón del sistema eléctrico. Se encarga de coordinar y supervisar que todo esté en equilibrio: ni sobra ni falta electricidad. También gestiona el transporte de energía por las líneas de alta tensión y vela por la seguridad y estabilidad del suministro.

Además, REE actúa como operador del sistema, monitorizando cada segundo la generación, la demanda y los posibles desajustes que puedan provocar apagones o sobrecargas.

Distribuidoras, comercializadoras y operadores internacionales

Mientras REE y las distribuidoras controlan el sistema físico, las comercializadoras (como Repsol, Endesa, Iberdrola, Holaluz…) son las que te ofrecen tarifas, te facturan y atienden al cliente.

Por último, España también está conectada con otros países (principalmente Francia y Portugal), aunque con una capacidad limitada. Estas conexiones permiten intercambiar electricidad y mejorar la estabilidad, pero como veremos más adelante, no son suficientes aún para evitar riesgos importantes.

¿Qué hace que el sistema eléctrico sea tan delicado?

El sistema eléctrico es como un equilibrista: si se genera más electricidad de la que se consume, o al revés, se descompensa. Y eso puede provocar desde pequeñas interrupciones hasta apagones masivos.

Para mantener esta estabilidad precaria, el sistema opera bajo una coordinación meticulosa y compleja. Cada componente, desde las centrales de generación de energía (ya sean térmicas, nucleares, hidroeléctricas o renovables) hasta las extensas redes de transporte y distribución, debe funcionar en armonía. Si una central experimenta una avería inesperada, si una línea de alta tensión sufre una interrupción debido a condiciones climáticas adversas o a un fallo técnico, o si se produce una inyección masiva y repentina de energía en la red (como la generada por un aumento súbito en la producción de fuentes renovables o la conexión inesperada de una gran carga), el sistema eléctrico debe reaccionar de manera inmediata y eficiente para prevenir consecuencias graves.

Esa reacción, aunque parezca agresiva, es una medida de seguridad: cortar zonas específicas antes de que la red entera se colapse.La delicadeza del sistema eléctrico peninsular radica en la necesidad de un equilibrio constante y preciso entre la generación y el consumo de energía. Cualquier desviación significativa de este equilibrio, ya sea un exceso o un déficit de electricidad, puede desencadenar una serie de problemas que van desde fluctuaciones menores hasta cortes de suministro generalizados y de gran impacto.

La debilidad de las interconexiones y el “efecto isla”

Uno de los desafíos estructurales del sistema eléctrico español radica en su marcado carácter de «isla energética». Esto se manifiesta en la limitada capacidad de interconexión con las redes eléctricas del resto de Europa que apenas representan entre un 3% y un 4% de la potencia instalada total

Esta escasa conexión transfronteriza implica una dependencia considerable de la generación y la gestión de la energía dentro del propio territorio peninsular. En situaciones de contingencia o desequilibrio en la red eléctrica interna, la capacidad de recurrir al apoyo de los países vecinos para restablecer el equilibrio del sistema se ve severamente restringida. La falta de una infraestructura de interconexión robusta impide el flujo bidireccional de energía en la magnitud necesaria para mitigar fallos o picos de demanda inesperados.

Consecuentemente, esta debilidad en las interconexiones aumenta significativamente la vulnerabilidad del sistema eléctrico peninsular ante posibles apagones internos. Cualquier problema técnico, fallo en una central de generación importante, o incluso eventos climáticos extremos que afecten a la infraestructura, pueden tener consecuencias más graves y prolongadas al no poder contar con un respaldo externo inmediato y sustancial.

Clara Gamarra autora de contenidos que te ayudará a tomar las mejores decisiones para tu tarifa y ahorro
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Clara es tu referencia cuando se trata de entender el mundo de la energía sin complicaciones. Con experiencia en contenido digital y un gran interés por el ahorro y la eficiencia energética, te ayuda a tomar mejores decisiones sobre tarifas, consumo y sostenibilidad. Su objetivo es hacer que temas como la factura de la luz o el precio del gas sean fáciles de comprender.

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