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La autopista de la electricidad en España, colapsada: más del 80% de los nudos están llenos

Saturación de nudos de distribución en la red eléctrica española
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¿Te imaginas una autopista donde ocho de cada diez entradas están bloqueadas? Pues eso mismo está ocurriendo en el sistema eléctrico español: los nuevos mapas de capacidad publicados por Red Eléctrica muestran que el 83,4% de los nudos de distribución están saturados. Esta cifra no es solo un dato técnico: marca el futuro de las inversiones, de la transición energética y en última instancia, de lo que pagamos en la factura de la luz.

La energía es uno de los tres sectores que mueve el mundo, junto con las comunicaciones y el transporte.

En este escenario hay tres ideas clave: la red eléctrica es la columna vertebral de la economía, su falta de capacidad frena proyectos renovables y además, nos afecta directamente como ciudadanos, tanto en precios como en seguridad del suministro.

¿Por qué importa la saturación de los nudos de distribución?

La red eléctrica puede compararse con una gran autopista. Los nudos de distribución serían las entradas y salidas de esa vía, donde se conectan las centrales, los parques renovables, las fábricas y nuestros hogares. Cuando esas entradas están llenas, simplemente no cabe más tráfico.

Esto significa que muchos proyectos de generación renovable se quedan sin posibilidad de conectarse a la red. En la práctica, empresas y grupos inversores que tienen listo el terreno, la tecnología y la financiación para poner en marcha nuevas plantas solares o eólicas, no pueden avanzar porque no hay “espacio” en la infraestructura.

El resultado es un freno directo a las inversiones. España corre el riesgo de desaprovechar capital y talento que podría abaratar la electricidad y reforzar la independencia energética.

Problemas más allá de las inversiones

La saturación no solo bloquea proyectos. También genera otros problemas serios:

  • Aumento de costes operativos: con la red congestionada, el sistema necesita más “servicios de ajuste”, que son mecanismos de equilibrio cuando la red no puede absorber bien la energía producida. Estos servicios, que se dispararon tras el apagón del 28 de abril, encarecen el coste global de la electricidad. Aquí explico en detalle qué son los servicios de ajuste.
  • Riesgo de apagones: una red envejecida y saturada se vuelve más frágil. El fallo de un elemento puede generar cascadas de problemas. Lo vimos en abril: un evento aislado provocó un gran apagón que dejó a millones de personas sin suministro.
  • Mantenimiento costoso: gran parte de la red tiene varias décadas de antigüedad. Mantener infraestructuras tan viejas resulta caro y poco eficiente.

¿Cómo afecta a los ciudadanos?

Puede parecer un asunto lejano, pero la saturación de la red nos toca de lleno.

  1. Precios de la luz: cuando los proyectos renovables no pueden conectarse, se retrasa la entrada de energía más barata en el sistema. Eso significa más dependencia del gas y precios más altos en el mercado eléctrico (POOL).
  2. Menor seguridad energética: una red débil aumenta las probabilidades de apagones o cortes de suministro. Nadie quiere ver cómo su negocio o su casa se queda sin electricidad de repente.
  3. Freno al desarrollo local: muchos pueblos y regiones podrían beneficiarse de proyectos renovables, pero si no hay capacidad de conexión, esas inversiones se van a otro lugar.

¿Cómo se desatasca la red?

Descongestionar la red no es sencillo, pero hay soluciones:

  • Inversión en nuevas infraestructuras: reforzar subestaciones, construir nuevas líneas de alta tensión y modernizar la red actual.
  • Generación distribuida: producir electricidad cerca de donde se consume, pero no solo en tejados o fábricas, también mediante parques más pequeños repartidos por el territorio, sobre todo en zonas rurales o despobladas, en lugar de concentrar toda la producción en “megaparques” gigantes.
  • Digitalización: usar sistemas inteligentes que permitan gestionar mejor los flujos de energía y anticipar problemas de saturación.
  • Almacenamiento: baterías y tecnologías de gestión de la demanda que alivien los picos de generación.
  • Planificación a largo plazo: no basta con reaccionar a los problemas. Hace falta una estrategia que tenga en cuenta la electrificación de la economía, el coche eléctrico y el autoconsumo.

¿Se ha invertido lo suficiente?

La respuesta corta es no. Durante años, la inversión en redes no ha ido al mismo ritmo que el crecimiento de las renovables. España ha avanzado mucho en generación limpia, pero la red de transporte y distribución no se ha reforzado al mismo nivel.

El resultado es que tenemos una autopista eléctrica pensada para el tráfico de hace 30 años.

¿Está relacionado con el gran apagón de abril?

No se puede decir que la saturación fuera la causa, pero sí es un factor de riesgo. Una red congestionada y envejecida responde peor a incidentes puntuales. Tras aquel apagón del 28 de abril de 2025, los servicios de ajuste se encarecieron notablemente, un síntoma claro de que el sistema está tensionado y necesita más “parches” para funcionar con normalidad.

Mirando al futuro: los actores del sistema eléctrico

Para entender el alcance del problema, conviene recordar quiénes son los protagonistas del sistema:

  1. Generación: centrales, parques solares, eólicos, hidráulicos, nucleares o de gas.
  2. Transporte: la red de alta tensión, gestionada por Red Eléctrica.
  3. Distribución: las empresas que llevan la electricidad hasta nuestras casas y negocios a través de nudos y líneas de media y baja tensión.
  4. Comercialización: las compañías que facturan la luz al consumidor.

Cuando el transporte y la distribución están saturadas, todo el engranaje se resiente: ni los generadores pueden volcar energía, ni los comercializadores pueden ofrecer precios competitivos, y el ciudadano lo sufre en la factura.

En resumen

El dato del 83,4% de nudos de distribución saturados es una llamada de atención. Una red envejecida, congestionada y con falta de inversión no solo frena las renovables: encarece la luz, aumenta el riesgo de apagones y compromete la competitividad del país.

Si queremos avanzar hacia una economía electrificada y sostenible, necesitamos una red eléctrica moderna, capaz de absorber las inversiones y garantizar un suministro seguro. En caso contrario, la “autopista” seguirá bloqueada, y todos los que circulamos por ella —empresas, ciudadanos y administración— pagaremos el coste.

Roberto Cavero Garcia
Roberto Cavero
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Ingeniero y consultor experto en mercado energético español. Profesor y divulgador. Ayudo a hogares, pymes y grandes empresas a entender y optimizar sus facturas de luz y gas. Proyecto e instalo paneles solares fotovoltaicos ligeros y flexibles. Padre y curioso de las tecnologías.

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