Si te dicen que en 2026 la luz sube más de un 10 % en la parte fija de la factura, pero que gracias a las renovables tu recibo bajará, ¿te lo crees?
Esa es la gran promesa oficial: pagaremos más por el sistema, pero menos por cada kilovatio hora consumido, y al final la “magia” de la energía verde nos dejará una factura más baja.
Tres ideas van a guiar todo lo que vas a leer.
- Primera: el Gobierno y la CNMC han puesto sobre la mesa una subida importante de peajes y cargos, es decir, de los costes fijos que no eliges.
- Segunda: se espera que el precio de la energía baje por la mayor aportación de eólica y fotovoltaica, pero eso depende de muchos “si”.
- Tercera: hay varios factores que empujan en sentido contrario —apagón de abril, redes saturadas, cierre nuclear, gas importado— que hacen muy discutible que la subida de la luz 2026 se traduzca en un ahorro real para la mayoría.
Lo que está decidido: sube la parte fija de la factura
La factura eléctrica tiene una parte que depende de lo que consumes y otra que es fija: lo que pagas por tener la red disponible y por una serie de políticas energéticas. Esa parte fija se divide en dos bloques:
- Peajes: lo que se paga por usar las redes de transporte y distribución.
- Cargos: lo que financia renovables antiguas (RECORE), la deuda del sistema, los territorios extrapeninsulares o el bono social.
Para 2026, la CNMC propone subir los peajes alrededor de un 4,1 %, aumentando la retribución de las redes y reconociendo la necesidad de invertir más en ellas.
En paralelo, el Ministerio para la Transición Ecológica propone elevar los cargos un 10,5 %, hasta unos 7.419 millones de euros, principalmente porque las renovables reguladas costarán un 37 % más de lo previsto.
Desde el 1 de enero de 2025 que entró de nuevo el valor impositivo del IVA del 10% al 21% y el impuesto eléctrico regresara al 5,11 %, ya es una subida considerable. Los servicios de ajuste que supone unos 5€ de más en la factura, + peajes + cargos + mayor coste del bono social. Todo esto supone de un aumento de unos 18,50€/mes, para una factura de un hogar medio que paga 100€ + IVA. Y si tenemos el mismo patrón de consumos.
La paradoja oficial: suben los costes fijos, pero “baja” el recibo
Con los datos anteriores, lo lógico sería hablar de un nuevo tarifazo luz 2026. Sin embargo, el mensaje que se traslada es el contrario: “tranquilos, la factura bajará gracias a las renovables”.
Sobre esa base, el departamento de Transición Ecológica sostiene que, en 2026, la factura de los hogares en tarifa regulada bajaría un 4,66 %.
El problema es que estas cifras parten de varios supuestos muy optimistas: que los precios de la energía se mantendrán bajos, que la demanda crecerá lo suficiente y que los costes del sistema no seguirán desbocados.
¿Pero qué pasará con las pymes, con las industrias y con los electrointensivos? Si a estos se les sube el precio de la factura, lo repercutirán en los precios de sus productos y/o servicios. Lo que significan que al final lo pagaremos todos.
Lo que no se ve: apagón, servicios de ajuste y redes colapsadas
El 28 de abril se produjo un apagón histórico en la península ibérica, vinculado a una caída de tensión y a la desconexión en cascada de instalaciones, en un contexto de mucha producción renovable y poca generación síncrona (nuclear, gas, hidráulica).
Desde ese día, Red Eléctrica opera en modo reforzado: mantiene más centrales de respaldo encendidas para dar estabilidad al sistema. Esa seguridad extra tiene un coste muy concreto:
- Solo entre mayo y octubre, la operación reforzada ha supuesto 422 millones de euros, un 2,34 % de todos los costes del sistema.
- En el periodo enero–noviembre de 2025, los costes del sistema (servicios de ajuste, restricciones, desvíos…) han subido a 16,74 €/MWh, un 45 % más que un año antes.
Ese aumento, que ya se nota en las tarifas indexadas, aún no se ha incorporado del todo a la parte fija del recibo. Pero tanto OCU como varias asociaciones de consumidores alertan de que, si finalmente se pasa a peajes y cargos, podría suponer hasta 27 € adicionales al año para un hogar medio.
A esto se añade un cuello de botella serio: más del 80 % de los puntos de la red de distribución están saturados, y algunos informes elevan la cifra al 83–87 % de nudos sin capacidad para nueva demanda o renovables.
En octubre se hablaba ya de un 85 % de nudos colapsados y en noviembre el dato ha llegado al 87 %, lo que obliga a un plan de inversión multimillonario en redes si no se quiere frenar la electrificación y el despliegue renovable.
Es difícil sostener que la subida de la luz 2026 será un mero trámite cuando sabemos que:
- estamos pagando un sistema más caro para evitar nuevos apagones,
- las redes necesitan una inyección fuerte de dinero,
- y parte de esa factura se trasladará a los consumidores vía peajes y cargos.
El ejemplo de una factura real: de 110 € a 128,50 € al mes
Pongamos un ejemplo muy simple, manteniendo constante el consumo de energía para no mezclar efectos:
- En 2024, un hogar pagaba 100 € de términos no impuestos y, con un IVA reducido del 10 %, la factura subía a 110 €.
- Con el IVA al 21 % en 2025, esos mismos 100 € pasan a ser 121 €: solo por impuestos ya hay 11 € más.
- Si añadimos un coste medio de servicios de ajuste y modo reforzado de unos 5 € al mes, más 1 € y 1,50 € ligados a otros recargos del sistema, nos situamos en torno a 128,50 €.
Resultado: aun sin cambiar el consumo, esa factura de 110 € en 2024 puede convertirse en 128,50 € en enero de 2026, es decir, 18,50 € más al mes, un incremento cercano al 17 %.
Este ejercicio no pretende ser una simulación oficial, sino una forma de visualizar algo importante: aunque el precio de la energía baje, la combinación de impuestos, operación reforzada y subida de costes fijos puede dejar la subida del precio de la luz muy lejos del “−4,66 %” prometido para un hogar tipo.
Dependencia exterior y cierre nuclear: el otro lado de las renovables
Hay otro aspecto clave que apenas aparece en los titulares: España sigue dependiendo en gran medida del gas importado para producir electricidad en las horas en que no sopla el viento o no hay sol. Los precios del gas en el mercado TTF europeo han bajado frente a los picos de la crisis, pero siguen siendo volátiles y ligados a tensiones geopolíticas que no controlamos.
A la vez, se mantiene el calendario de cierre de las centrales nucleares entre 2027 y 2035, pactado entre Gobierno y eléctricas y recientemente ratificado en el Congreso.
Eso significa que, si no se revisa ese calendario, en la próxima década iremos sustituyendo una generación estable y con costes bastante previsibles por:
- más renovables, que abaratan el mercado cuando hay recursos,
- y más ciclos combinados de gas para respaldo, cuya materia prima compramos fuera, y emite mucho CO2.
Menos nucleares, más gas y más costes de ajuste no es precisamente la combinación perfecta para garantizar una rebaja estructural en la factura a medio plazo.
Hogares, pymes e industria: quién gana y quién pierde
Los mensajes oficiales hablan de una rebaja de entre el 4 % y el 10 % para todos los segmentos, gracias al tirón renovable.
Sin embargo, la realidad tiene varios matices importantes:
- Solo una parte de los hogares está en tarifa regulada (PVPC), que es donde se calcula esa bajada del 4,66 %. La mayoría está en mercado libre, donde la tarifa no se ajusta de forma automática a los futuros de la energía.
- Buena parte de los sobrecostes del apagón y del modo reforzado aún no se ha incorporado del todo a la parte fija. Si eso sucede, el cálculo apunta a una subida extra de hasta 27 € al año para un hogar medio.
- Las pymes, las industrias y los electrointensivos son los grandes consumidores de electricidad. Cualquier desviación al alza del gas o del CO2 puede dar la vuelta al resultado.
Y aunque estas subidas no aparezcan directamente en tu factura doméstica de la luz, sí terminan afectando a tu economía de bolsillo: se incorporan a los costes de producción y logística de casi todo lo que compras, desde el pan hasta el metal con el que se fabrica un coche.
Para terminar: lo que no te cuentan del recibo
Con este contexto, afirmar que el precio de la luz va a bajar es, como mínimo, muy atrevido: más de dos tercios de la energía que consumimos dependen del exterior y del gas importado y, además, se mantiene sobre la mesa el calendario de cierre de las nucleares entre 2027 y 2035. Menos nucleares, más gas y más costes de ajuste es justo lo contrario de una rebaja asegurada en la factura. Y, aunque las subidas a pymes, industrias y electrointensivos no aparezcan como tal en la factura doméstica de la luz, sí terminan encareciendo la economía de bolsillo porque se incorporan a los costes de producción y, al final, los pagamos todos en la cesta de la compra.
Si quieres seguir de cerca cómo evoluciona la subida de la luz 2026 y el impacto real de las renovables en el recibo, iré actualizando los datos y los gráficos en mi blog de energía, al que puedes acceder desde aquí: https://tarifaluzelectrica.es/blog/. Y para un desglose más detallado de peajes, cargos y plazos regulatorios, tienes disponible este análisis específico: https://tarifaluzelectrica.es/info/subida-de-la-luz-2026/.
Ingeniero y consultor experto en mercado energético español. Profesor y divulgador. Ayudo a hogares, pymes y grandes empresas a entender y optimizar sus facturas de luz y gas. Proyecto e instalo paneles solares fotovoltaicos ligeros y flexibles. Padre y curioso de las tecnologías.



